La organización escolar
y la práctica docente de resultado educativos
.
El ejercicio de enseñar a otros
principalmente leer y escribir nació como un oficio impulsado por el sistema lancasteriano; fue un sistema en el cual los alumnos más avanzados ayudaban a sus demás compañeros.
Después de la Revolución mexicana
y como respuesta a la gran participación popular en ella, se organizó la
estructura educativa a nivel estatal con el impulsó que la Secretaría de Educación
Pública dio a la enseñanza rural mediante los misioneros y las casas de pueblo
en las que además de enseñar a leer y escribir (alfabetizar) se ofrecen
técnicas que aportarían a la mejora de las actividades locales de las
comunidades rurales del país, mejorando así su desarrollo.
Con la creación de las primeras
escuelas como la Escuela Normal para profesores después llamada Escuela Nacional
de Maestros se comenzaba a lograr terreno en la formación de los maestros. Así
mismo las diversas reformas le fueron dando impulso, primero en 1969 separando
el nivel secundario del normal; después en 1984 haciendo obligatorio el
bachillerato para el ingreso en cualquier modalidad de estudios en las Escuelas
Normales elevando así para todos los estudiantes normalistas en grado de Licenciatura.
El proceso de profesionalización
del magisterio ha sido enmarcado por los procesos históricos, políticos y
económicos vividos en México, pues tanto la implantación de la educación
socialista; el proceso de transformación de un país agrario a uno industrializado;
la caída del estado benefactor por la entrada del modelo neoliberal; las crisis
económicas provenientes de la devaluación del peso y en consecuencia la caída
del salario, la globalización, la competencia, y la revolución tecnológica, han
marcado el rumbo de la educación en México y por ende la de la profesión de los
maestros en México, afectando no solo su preparación sino su papel desarrollado
dentro del aula.
Las políticas públicas
encaminadas a responderlas problemáticas vividas parecen no estar al alcance
pues la ausencia de claridad en el objetivo perseguido para formar a los
maestros, se ha reflejado en los resultados obtenidos no solo por las pruebas
aplicadas tanto a los profesores que se encuentran frente al aula y de los
alumnos; sino también en los pocos objetivos
alcanzados por las reformas curriculares.
La preocupación por incrementar la calidad de la enseñanza y
por mantener alta la motivación de los docentes a lo largo de toda su vida profesional ha hecho
que en todos los países de América Latina se haya establecido un sistema de promociones
dentro de la carrera docente o carrera magisterial.
De esta forma, en la legislación de la totalidad de los
sistemas educativos latinoamericanos se regula algún mecanismo para reconocer
de forma objetiva y pública el buen desempeño de los docentes mediante la mejora
de su situación económica y profesional.
La práctica educativa de los docentes es una actividad dinámica, reflexiva, que comprende los acontecimientos ocurridos en la interacción entre maestro y alumnos. No se limita al concepto de docencia, es decir, a los procesos educativos que tienen lugar dentro del salón de clases, incluye la intervención pedagógica ocurrida antes y después de los procesos interactivos en el aula.

En un proceso de
mejoramiento de la calidad, se transforma la cultura de la organización. La
actitud inicial de voluntad de transformación genera modificaciones en el
entorno organizativo lo que refuerza y estimula la transformación de su cultura
de la organización
La actitud inicial de
voluntad de transformación genera modificaciones en el entorno organizativo, lo
que a su vez refuerza y estimula la transformación de la cultura organizativa.
Esto es así porque todo proceso de mejoramiento en equipo es un proceso de
aprendizaje que va enriqueciendo a las personas que participan, a la vez que
ellas enriquecen el proceso colectivo.
Cuando se les da a las
personas la oportunidad de mejorar su trabajo, se liberan energías creativas
que transforman la organización. Un cambio cultural sólido debe estar
sustentado de valores claros, compartidos y practicados por todos en la
escuela. Entre estos valores, los más importantes son la preocupación central
por la satisfacción a las necesidades nuestros alumnos y el desarrollo humano
de las personas que interactúan dentro de y en torno a la escuela.
Para que lo anterior sea
posible, es indispensable que todo el equipo docente comprenda y comparta el
propósito del mejoramiento, y en tienda bien el papel que le toca desempeñar en
él. Se trata de reunir a las personas en torno a objetivos comunes. Esta es la
razón por la cual su participación en el diseño, tanto del objetivo de la
organización como de los procesos que habrán de ser modificados para mejorar
sus niveles de logro, es vital. Es participando en el proceso de diseño como
los participantes comprenden e internalizan el cambio de visión que supone
partir de las necesidades de los beneficiarios y como se involucran como
actores de la transformación en forma comprometida.
No es suficiente la
participación de todos; el trabajo debe ser colaborativo y en equipo.
Ya que el trabajo en equipo
hace que una persona compense su fuerza con la debilidad de otra y todos se
pongan de acuerdo para resolver cuestiones de todos. En el trabajo en equipo se
toman decisiones y se actúa sobre ellas.
En equipo debe ser
monitoreado el proceso y se evalúan los resultados de las decisiones tomadas.
Para ello en la
administración de control total de calidad los círculos de calidad son un grupo que desempeña voluntariamente,
actividades de mejoramiento y control de calidad. Los círculos de calidad son
parte de un programa que abarca toda la organización.
La
participación en equipo mejora la calidad de vida en el trabajo
Un
principio de la filosofía de la calidad es que las personas se desarrollan, se
humanizan el trabajo cuando participan activa y colectivamente en el
mejoramiento de los procesos de trabajo.
Cuando
una organización se basa en el control de las personas que en ella trabajan
para lograr eficiencia. Se pretende controlar que las personas cumplan su
función específica. Así, en una organización tradicional, se controla que el
maestro asista, que llegue a tiempo, que esté en el salón, que planee su clase,
que aplique exámenes y que muestre resultados. Pero cuando esto sucede, cada
trabajador se aísla en su función específica, y pierde tanto la capacidad como
el interés por el objetivo de la organización como un todo. Así, un maestro se
despreocupa de lo que sucede en los grupos diferentes al suyo. No se siente
responsable de la falta de cobertura, de la deserción de los alumnos, de la
situación de las familias de la comunidad donde trabaja. Una situación de esta
naturaleza, además de aislar al docente en su función, en muchas ocasiones
genera rivalidades. Muchos de nosotros sabemos por experiencia que no hay nada
que disminuya más la calidad de vida en el trabajo que la existencia de
pleitos, envidias, grupos enfrentados y chismes en nuestro ambiente cotidiano.
Además de que, como hemos visto, esta organización no propicia las condiciones
para que se den procesos conducentes a la calidad.
Por el contrario, la filosofía de la calidad
sostiene que las personas se realizan en su trabajo, y se desarrollan como
personas, cuando participan creativamente en su mejoramiento y cuando lo hacen
como equipo, reconociendo que por sí solos no pueden modificar los procesos que
condicionan su quehacer. La
participación genera compromiso y satisfacción personal. Por otra parte, se
parte de la convicción de que una organización que se conduce de esta manera
genera una mayor calidad de vida en el trabajo, que es uno de los objetivos
primordiales de la filosofía de la calidad.
En un proceso de mejoramiento de la calidad, el
papel del director es fundamental. Además, y es importante decirlo, se exige de
él una función muy diferente de la que usualmente desarrolla el director en las
escuelas. La calidad requiere un nuevo tipo de liderazgo, basado en la
experiencia y en la convicción personales, y no necesariamente en la
escolaridad, edad o rango. Logra más con el ejemplo de su coherencia de vida,
con los valores que proclama y con su consistencia que con la autoridad que
procede de su nombramiento.
El director debe el mayormente
comprometido con el propósito de mejorar la calidad. Esto significa que el
director de una escuela debe sentirse responsable de la calidad educativa de
esa escuela. Debe actuar como auténtico líder, capaz de motivar, facilitar,
estimular el proceso de mejoramiento de la calidad. Desempeñar un papel de animador
de sus colegas y de los padres de familia, es decir, es un animador de la
comunidad escolar.

La filosofía de la calidad
sostiene, la clave consiste en que los directores entiendan que ellos son el
problema. No porque
ellos no actúen y se desempeñen como se espera de ellos que lo hagan, sino porque
no asumen las funciones.